Por Ricardo Pánico
La actividad
de los fondos financieros que no adhirieron a la reestructuración de la deuda y
que están accionando judicialmente permite realizar un vistazo al sistema de
pagos de las transacciones financieras internacionales, muy superficial por
cierto, pero también muy aleccionadora para el común de la gente.
La demanda
quiere cobrar al mismo tiempo que cobran los que negociaron la
reestructuración, y para ello solicitaron a la justicia que emita una orden
para tal fin, involucrando al país deudor y terceras partes que hubieran
intervenido en las operaciones de pago.
La lista es
muy amplia e incluye a bancos intermediarios, tanto los que recibieron el
dinero del estado deudor, como también los que efectuaron los pagos a los
bonistas, y los que tienen agendados los pagos futuros.
La Reserva
Federal actúa como regulador del sistema garantizando el funcionamiento sin
trabas de las transacciones. A modo de referencia, estima la RF que diariamente
se realizan unas 500.000 pagos por cable, por un monto de 2.6 trillones de
dólares (1 trillón =1 millón de millones).
Es por eso
que la RF le recomendó a la corte
actuante, que se abstenga de dar la orden solicitada por la demanda y en cambio
que reduzca al mínimo la lista de los involucrados, excluyendo a los bancos y
entidades intermediarias, ya que provocaría demoras significativas en el
sistema de pagos y al mismo tiempo sentaría antecedentes para casos similares,
en curso y futuros.
La
posibilidad de un fallo favorable a la demanda, provocaría que los pagos del
país se detuvieran mientras se da curso a la orden judicial, lo que
significaría un default técnico, situación
que parece ahora alejarse con el pedido de la RF.
No es fácil
como se ve, alterar el curso de la rutina, especialmente cuando están en juego
negocios, finanzas y política.
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