Por Roberto
Hace tiempo
que tome contacto con una señora que me impactó por su actitud en la vida. La
llaman Luz, no usa ropas caras ni perfumes importados y tal vez, sus manos trabajadoras
huelan a comida para pobres.
Luz mantiene
un merendero en Villa Bordeau, no sólo provee de matecocido con leche y tortas
fritas -alimento que suele ser única comida digna para sesenta personas- sino
que también, ha hecho comida a la interperie.
Hoy ha
logrado tener un lugar con techo, cocina y baños. Pero la cuestión no termina
ahí. Con el apoyo de la comunidad de la zona, dicta clases de apoyo escolar,
música, peluquería, normas de higiene para los niños, práctica de deportes,
entre otras actividades.
Esta mujer no
pertenece a partidos políticos o una ONG, su lema es dar y sobre todo, donar a
los más necesitan.
Decía la
Madre Teresa de Calculta “hay que dar amor hasta que duela”.
Mencionarla y
dar a conocer sus labores pretende ser un humilde homenaje a todas las mujeres
que en silencio luchan por los que no tienen nada. Desearía que los gobernantes
lleguen a estos lugares, así por lo menos, se enterarían que hay una clase
social que se llaman pobres y marginados.
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