miércoles, 19 de diciembre de 2012

Otro chiste


Por Ricardo Panico
 
Hace unos años atrás el mundo resultó sorprendido por una adjudicación atípica del premio Nobel de La Paz al otorgárselo al presidente del país constructor de fortificaciones militares alrededor del mundo, para afianzar por ese sistema, su hegemonía global. Desde esas fortificaciones envía aviones y submarinos no tripulados, controlados desde remotas localidades, y en los casos que considera necesario, utilizarlos como vehículos de destrucción y muerte.
El presupuesto del Pentágono se mantiene oculto a los ojos del pueblo, así como los proyectos que lleva a cabo con esos fondos provenientes de los contribuyentes. Nadie puede pensar que el presidente se mantiene ajeno a esos manejos y es el artífice de la política global de su país .
Ahora una nueva sorpresa, aunque ya no debería sorprender a nadie. El premio Nobel le fue otorgado al mayor traficante de armas del mundo, que está preparando una nueva guerra en el mundo, Siria.
Los méritos que sirvieron como justificativos para premiar fueron por sus avances en la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos.
La Unión Europea pues de ella se trata, fueron representadas en la recepción del premio, por oscuras e ignotas personalidades, tal vez acordes con las actuaciones en el mundo de sus representados .
Con estas distinciones no se honra a anteriores premios Nobel, que como nuestro Saavedra Lamas, trabajaron en favor de la paz, y lograron evitar una guerra.
Hoy el premio es para aquellos que sólo creen en la paz de los cementerios. Pero no se puede negar que el Nobel progresa, primero se premió a un individuo, y ahora a una patota.

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